A ver. ¿Qué somos? El país de los incas, de Machu Picchu, de Vallejo, de Vargas Llosa, de Juan Diego Flórez, de Paolo Guerrero, del cebiche. ¿y qué más somos? La mejor hinchada del mundo, la tierra del auténtico pisco y de uno de los más hermosos himnos patrios del planeta. ¿Verdad?

Si somos todo esto, que nos llena el pecho de orgullo, ¿por qué diablos no correspondemos a tamaña generosidad de la historia, de la naturaleza, de Dios y de los vientos, y actuamos como personas civilizadas? ¿Ah?

Todos los días la misma cantaleta: calles y mercados llenos de irresponsables y, claro, el hace fiesta y las cifras de muertos y contagiados siguen cuesta arriba pese los bonos y demás subvenciones del Gobierno.

Parece que a esta gente que desoye las normas le gusta convivir con la tragedia. Y luego se baña en gritos y lágrimas. El tema es que extienden la desgracia a otras familias, muchas de las cuales sí aman la vida y quieren que esta pandemia pase para volver a la normalidad.

¿Cómo se contagió el ministro de Agricultura, Jorge Montenegro, y ahora está en aislamiento? En los benditos mercados, que están más saturados que un mercado persa. Y eso, señoras y señores, ya debe parar. Demostremos que tenemos materia gris y no aire en el cerebro.

Con ojo crítico les digo: las fuerzas armadas y policiales otra vez están con renovada autoridad en las calles a nivel nacional, y las multas por pasarse de vivos son altas, así que a ponerse en raya y respetar la cuarentena. Si no, a partir del lunes, podríamos estar viendo escenas dramáticas y con números de contagio incontrolables.

¿En qué momento se jodió el Perú?, preguntaba Vargas Llosa en “Conversación en la catedral”. No vaya a ser que ahora.

Esto fue todo por hoy, los espero es mis redes sociales, hasta mañana.