Qué lástima que nuestro país, en medio de tremenda alegría por hacer los mejores Juegos Panamericanos de la historia y, antes, haber logrado el subcampeonato de la Copa América, tenga que soportar a una clase política presta a la discusión, la diatriba, la oratoria inútil y un accionar lejano a los intereses nacionales. Ahí tenemos el nudo gordiano entre el Ejecutivo, el Legislativo y un pueblo arequipeño que ha tomado como bandera la anarquía. Ya basta, señores, antepongan sus posiciones particulares y denle paz y progreso a este país bendito que nos vio nacer.