Dicen que a los peruanos nos gusta el golpe. Ya, en 1958, Nicomedes Santa Cruz dibujaba este teorema con: “A cocachos aprendí, mi labor de colegial, en el colegio fiscal, del barrio donde nací”.

Y no faltan los que siguen creyendo que “la letra con sangre entra”. Como ese capitán del Ejército que cacheteó a un joven por ampayarlo en la calle durante el toque de queda, en Piura. Su alma mater le dio de baja al toque.

Si bien el chico estaba en falta, las amenazas y los golpes que le propinó el militar no están contempladas en ningún protocolo.

Lo cierto es que el presidente Vizcarra y todos los peruanos nos preguntamos cómo hacemos para que tanto irresponsable entienda que, al zurrarse en las medidas contra el , están poniendo en riesgo su vida, la de su familia y la de todos.

Ya van cinco muertos y 395 casos de compatriotas contagiados y, si la flecha sigue hacia arriba, tengan la seguridad de que el mandatario va a prolongar sin dilaciones el estado de emergencia y la cuarentena.

¿Eso quieren? ¿No? Entonces hagamos Patria y pongamos en su sitio a estos cacasenos que no entienden lo que es responsabilidad. Habrase visto,

Esto fue todo por hoy, cierro el ojo crítico desde mi rincón de teletrabajo, hasta mañana.