El señor del Taxi, ese caña añejo que conoce Lima como la palma de su mano y que tenemos el lujo de contar con él como escriba en las páginas de Ojo, nos comentaba –al observar las multitudinarias aglomeraciones en los mercados de la capital– que “esa gente está buscando su muerte”.

La frase es fuerte, pero refrenda la cruda realidad. Lo que está pasando.

Dicho de otro modo, el está suelto en plaza, de pláceme, de fiesta, en su hora loca con esa muchedumbre de testarudos (hombres y mujeres, por si acaso) que pisotea las medidas de prevención dictadas por el Gobierno y satura los mercados, como ocurrió este martes en Villa El Salvador y otros distritos y provincias del país

Duele comentarlo, pero estamos ante la ignorancia y la irresponsabilidad en su máximo esplendor. Que no sorprenda, entonces, como adelantan los especialistas, que se viene una montaña de contagios producto, entre otras cosas, de tamaña imprudencia.

Insistimos, hay gente que alucina que se acabará el mundo y sale despavorida a comprar hasta lo que no necesita. Por eso era justo y necesario que haya toque de queda durante jueves y viernes santos. Bien ahí, señor Presidente. Jugar en pared con el COVID-19 es convertirse en un fariseo, cuando menos.

#QuedateEnCasa por favor.

Esto fue todo por hoy, cierro el ojo crítico, hasta mañana.