Finalmente, el cerró el .

Esto da en la yema del gusto a la mayoría de peruanos, hastiados ya un Parlamento que no representaba los intereses de casi nadie, pero abre un gran debate sobre la constitucionalidad de la decisión.

Jorge del castillo ya pronosticó que el mandatario y sus ministros terminarán en la cárcel, el mismo discurso de la fujimorista Rosa Bartra.

Lo cierto es que los congresistas se van a su casa y al jefe del estado le toca sustentar día a día esta disolución, que ya se olía.

Y la bulla comenzó temprano en el Congreso.

Los padres de la patria atrincherados en el Hemiciclo, como quien está haciendo algo malo.

Y un primer ministro rogando para que lo atiendan con su cuestión de confianza, cosa que logró gracias a la interrupción que le concedió el congresista Gino Costa.

Un desaire total a Salvador del Solar, mientras que la vicepresidenta Mercedes Aráoz ocupaba su curul sin mayores reacciones.

Precisamente, en las tribunas, Becerril atizaba la pelea como siempre y Mauricio Mulder se mostraba más rabioso que nunca.

El Congreso se zurró en la amenaza de que le podrían poner candado y prosiguió con la elección de su Tribunal Constitucional.

Al primero que le dieron la luz verde fue a Gonzalo Ortiz de Zeballos, a la sazón primo hermano de Pedro Olaechea, titular del Legislativo.

Y es que el Perú es el mundo al revés. Donde nada el pájaro y vuela el pez.

Que Dios nos ayude, como diría Hurtado Miller.

Esto fue todo por hoy, cierro el ojo crítico, hasta mañana.