¡Qué tal! Repetiré lo que ya dije sobre . Consabido es que el peor enemigo de un peruano es otro peruano. Y esta sentencia se cumple, cabalmente, con Claudio.

A los 41 años, el 14 puso punto final a una brillante carrera de más de dos décadas en Europa, sobre todo en Alemania, donde es considerado un fuera de molde, tanto por Bayern Munich como por Werder Bremen.

Calificativos como “Leyenda”, “Ídolo” y “Bombardero” se repiten en los periódicos de todo el mundo, destacando su romance con el gol, aunque -como sabemos- con la Selección hubo un divorcio inexplicable y, ese pequeño gran detalle, no se lo perdona la mejor afición del planeta.

En primer lugar, los alemanes no son locos para llevarlo a los altares del fútbol. Su palmarés de más de 200 goles lo avala, y las tribunas del Bremen o del Bayern enloquecían por él. ¿Por qué tanta bronca, entonces, de los peruanos con “Pizago”?

El alegato es que no hizo muchos goles con el equipo de todos. Y es cierto, pero, la blanquirroja anduvo ciclos, años, décadas en crisis pelotera, y él no pudo acomodarse a los tiempos, a los compañeros, a los técnicos y a los sistemas de juego.

Messi, siendo Messi, o sea el mejor del mundo, no ha podido rescatar a la Argentina de la mediocridad y la gente lo sigue esperando, aunque algunos periodistas de su país también le pegan duro. Diga usted, amigo que me ve y escucha: ¿Cuántas veces ha gritado los tantos de Pizarro en Alemania? Varias, ¿verdad? Y es que, duela a quien le duela, es el jugador nacional con más lauros de todos los tiempos en el extranjero.

Ciertamente, Claudio se va al descanso con dos espinas: No haber podido pisar un Mundial. Rusia 2018 fue su última chance, pero el “Tigre” Gareca le puso la cruz y eso de la “milon-ga” tuvo que ver con su fastidio.

Y tampoco despedirse con Alianza Lima. Y esto los íntimos tampoco se lo perdonarán, aunque se impone una despedida cuando el virus haya bajado. Gracias, Claudio. Esto fue todo por hoy, cierro el ojo crítico, hasta mañana.

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