Una selección casi eliminada de la carrera hacia Rusia 2018 es recibida con bombos y platillos por una multitud en Trujillo, desatándose una verdadera fiesta.
¿Qué denota esta reacción? Que, pese a la situación complicada del equipo de Gareca, la gente, el Perú profundo, alberga la ilusión de ver a la blanquirroja en una justa mundialista y los directivos, pero principalmente los jugadores, deberían corresponder a este sentimiento dejando la piel en la cancha en busca del cometido.
Seguramente ocurrirá lo mismo en Arequipa. Ojalá estos muchachos entiendan el sentir de la patria pelotera.
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