Desde que asumió la Presidencia, tirios y troyanos acusaron a de no tener don de mando, liderazgo y cuadros políticos para copar de manera eficiente el Estado.

¿O no se acuerdan cuando el fujiaprismo hacía festín en el Congreso con esta supuesta carencia del Presidente?

Bueno, pues, el mandatario que está enfrentando al mortal , rodeado de los ministros llamados también a estar en acción, bien podría contestar: “Heme aquí”, “Yo mismo soy”.

Y es que, salvo mejor parecer, Martín Vizcarra ha tomado al COVID-19 por las astas y, con firmeza, dictó una serie de medidas que incluye el estado de emergencia nacional y una cuarentena de 15 días a fin de pararle el macho a virus, que ya suma 117 contagiados.

El consenso es que todos los protocolos establecidos por el Gobierno son los adecuados y que no había otra salida que recogernos, aferrarnos a una profilaxis sin precedentes, cerrar las fronteras y confiar en nuestro sistema de sanidad.

En verdad, nunca antes se le vio al jefe del Estado tan expedido y operativo frente a una contingencia, en este caso una pandemia global que aún representa una seria amenaza para nuestro país.

Ahora sí podemos decir: Tenemos Presidente.

Esto fue todo por hoy, voy a lavarme las manos con jaboncito, cierro el Ojo Crítico, hasta mañana.