¡Qué tal! ¿Qué pasa cuando gana Perú? Pasan muchas cosas. Somos los mejores del mundo. La gente camina con un semblante distinto. Sonríe. Conversa. Se abraza (no tanto como Lapadula y Yotún, con besito incluido, pero abunda la buena onda). Pronostica. Cavila. Y sortea el infartante tráfico vehicular con mayor tolerancia.

Además, los hinchas se olvidan de los entripados del Congreso. De que se aprueban leyes entre gallos y medianoche, en una antojadiza cuarta legislatura. Y pocos hablan de temas como Vizcarra y sus tres vacunaciones. La alegría pelotera nos vuelve amnésicos.

¿Qué más pasa cuando gana Perú? La masa chambea como si le fuesen a pagar el doble. Destapa un espumante feedback. Chelea (a veces rompiendo los protocolos sanitarios). Come fútbol. Toma fútbol. Sueña fútbol. Respira futbol. Muere por la pelotita. Y, claro, fanfarronea. Alardea. Se pone la camiseta de la selección. Suenan las bocinas.

LA SELECCIÓN JUEGA SIN FRAUDE
'Con ojo critico' Jaime Asian

La televisión está en su vergel y se toma todo el tiempo que le otorga la vida para los comentarios. Los diarios deportivos salen como pan caliente y las webs aumentan su tráfico. Algunos colegas comentaristas se pasan de la raya. Lagapol es más tótem que nunca en esta Copa América. Cueva tiene licencia para chuparse un río. Carrillo pica y repica.

Y sabe dios qué pasará si mañana despachamos a Paraguay y llegamos a la semifinal con harto “chocolate”. Bueno, pasará esto y mucho más. “El fútbol es la única religión que no tiene ateos”, escribió Eduardo Galeano. Los peruanos podemos dar fe de ello.

No en balde somos la mejor hinchada del mundo. En serio, a ver si hacemos fuerza para que Lapadula y compañía se destapen completamente y le den otra alegría al pueblo, que anda medio ido por los disloques político-electorales que aún no nos permiten saber quién se sentará en Palacio de Gobierno.

Desde la época del irreverente Chilavert, los choques con los paraguas siempre han sacado chispas, pero hay una estadística importante: desde que Ricardo Gareca dirige a la Blanquirroja, nunca perdió con ellos, todo lo contrario, hasta les hemos ganado en su propia casa. Esto fue todo por hoy, cierro el ojo crítico, hasta mañana.

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