Oye , yo sé que estás chino de risa porque tienes al mundo entero con los pelos de punta, casi como tu estampa, llena de “palos de golf”, pero quiero decirte algo: a los peruanos no nos vence nadie. Somos como el junco, que se dobla pero siempre sigue en pie. Cierto es que ya te llevaste a varios de nuestros compatriotas, pero como sociedad, como país con sangre inca, vamos a dar la batalla hasta ponerte “corona” a tierra.

No sé de dónde diablos saliste, bueno, se supone que tu mortal transmisión saltó de un murciélago de Wuhan a un pangolín o una serpiente, y de ahí a una persona, la cual cayó en cama con neumonía grave. Como fuere, hoy el planeta usa una mascarilla gigante para tratar de zafarse de ti, resolla con dificultad y los respiradores artificiales tienen más demanda que el pan. Lo peor de todo es que te le has prendido a los adultos mayores. Maldito.

Aquí, para cerrarte el paso, el presidente Vizcarra puso en acción un antídoto de prevención, que incluye estado de emergencia, un drástico toque de queda y cuarentena. No faltan los que te hacen el juego y ganan la calle en horarios prohibidos; no obstante, guardamos la esperanza de que, finalmente, entiendan lo peligroso que eres. ¿Tan difícil es no aglomerarse, conservar la distancia, lavarse las manos y cumplir el #QuedateEnCasa?

Gracias a ti, horrible parásito, hay parejas que ya no se soportan en el encierro; además, la economía está paralizada, las mascotas tienen estreñimiento obligado y se está dibujando un mundo que ha retrocedido 200 años en tres meses. Tal vez tengamos que agradecerte un rejuvenecimiento de la naturaleza, animales silvestres felices, la solidaridad que empieza a manifestarse y mucho tiempo para leer. Ya Dios o la ciencia te pondrá en tu sitio.

Esto fue todo por hoy, cierro el ojo crítico, hasta mañana.