Qué complicado es nuestro país. El gobernador regional de Arequipa, Élmer Cáceres, ha dado al Gobierno central un ultimátum de 72 horas para que anule la licencia otorgada a Southern para la construcción del proyecto Tía María.
En realidad, el ultimátum es para el presidente Martín Vizcarra, quien -ante la falta de operadores políticos convincentes- ha salido a aclarar que la licencia no implica el inicio del proyecto minero “porque no están dadas las condiciones”. ¿Entonces?
A decir verdad, este contrapunto resulta raro porque, primero, un gobernador no puede andar amenazando al mandatario y culpándolo de eventuales muertes; segundo porque la licencia sí debería marcar el inicio de las operaciones de la mina y, tercero, porque pedir diálogo en este escenario, a estas alturas, es como intentar apagar un dantesco incendio con un balde de agua.
Las cosas se hicieron al revés y acomodarlas, aparte de diálogo, Vizcarra necesitará muñeca, capacidad de convencimiento y enviados que sepan negociar porque tiene a las autoridades mistianas azoradas, al pueblo convencido de que ostenta la razón y a la izquierda metiendo candela.
El Perú necesita de la minería, pero también de la paz de los pueblos.
Esto fue todo por hoy, cierro el Ojo Crítico, hasta mañana.
Esto fue todo por hoy, cierro el Ojo Crítico, hasta mañana.
:quality(75)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/elcomercio/BGEP6RSG6JE6HN3NXNWTXAIMT4.png)
:quality(75)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/elcomercio/6SXAYIJ2PFDQBB3X73FBGTBY5U.png)
:quality(75)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/elcomercio/BO3MIKGCRFCRPNJDYWTUVGFQ6Q.png)