En un país como el nuestro, convulsionado por la violencia que se ejerce contra la mujer en todos los niveles y formas (física, psicológica, sexual, etc.), lo mínimo que tenía que hacer el Congreso, para poner de manifiesto su rechazo a todo tipo de agresión hacia las mujeres, era debatir ayer el informe final de la Comisión de Ética que recomienda suspender por 120 días al congresista Moisés Mamani, acusado de tocamientos indebidos a una aeromoza. No lo hizo. Sin embargo, debido a la presión, la Mesa Directiva del Parlamento se vio obligada a llamar a un pleno extraordinario para este sábado. Errar es humano, pero un blindaje en este caso iba a ser vergonzoso.
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