¡Qué tal! Este Parlamento es una caja de pandora. Su última decisión de espanto salió de la Comisión de Reforma Integral del Sistema Previsional. ¿Y qué propone el grupo presidido por la ahora acuñista Carmen Omonte?

La creación de una entidad estatal, llamada Organismo Público de Pensiones, para que afilie, recaude, cobre, fiscalice y defina la política de inversiones del nuevo sistema de pensiones. La primera en poner el grito en el cielo ha sido la

Y cómo no si con el nuevo OPP en marcha, las AFPs y la propia Oficina Nacional Previsional () quedan fuera de juego y a llantear a la playa. Esto me recuerda esa vieja sentencia que, sin embargo, mantiene vigencia: El Estado nunca fue un buen administrador. Porque sobre el papel se trata de eso: la nacionalización de todo el sistema de pensiones.

“Mediante votación mayoritaria, se ha decidido poner punto final a un sistema e instituciones que crearon muchas expectativas entre los peruanos y nunca llegaron a satisfacerlas. Ahora sí, con esta reforma, la población podrá contar con un sistema integrado que brinde cobertura universal y otorgue pensiones justas, seguras y suficientes, para no caer en el abandono y la pobreza”, alegó Carmen Omonte.

Y qué le contesta la Asociación de AFP: Entre otras cosas que: “la última vez que el Estado manejó los ahorros previsionales, el Instituto Peruano de Seguridad Social (IPSS) usó los fondos con fines políticos y este organismo acabó teniendo 80 veces más pasivos que activos. Actualmente, la propia Oficina Nacional Previsional (ONP), entidad estatal, también es deficitaria”.

Recapitulando: Si se convierte en ley, el Organismo Público de Pensiones controlará todos los aspectos del sistema pensionario, incluidos la administración de los aportes al sistema privado, ya que determinará en qué se pueden invertir nuestros fondos. Esto ya parece una película rayada. ¿Y ahora quién podrá defendernos? Está claro que el Congreso, no. Esto fue todo por hoy, cierro el ojo crítico, hasta mañana.