Qué tal! Irresponsabilidad. Intereses personales. Agua para su molino. Ojerizas políticas. El ADN del otorongo… Todo esto se impuso para que, finalmente, el Congreso de la República niegue el voto de confianza al Gabinete ministerial presidido por Pedro Cateriano.

¿Y quién paga los platos rotos con esta crisis? El país, pues, que además tiene que lidiar con la pandemia del Covid-19 en un panorama sin control en el que, dado el comportamiento desbandado de la población, ya no quedaría otra esperanza de salvación que la esperada vacuna.

¿Cómo un Parlamento que no tiene la confianza de casi nadie puede negarle la confianza al Gabinete y hacerle el juego al hijo de Wuhan? Esta vez, virus no come virus, porque no hay otro calificativo para entender la desidia de los supuestos representantes del pueblo.

En términos prácticos, al presidente Vizcarra le salió el tiro por la culata con este Congreso tras disolver al anterior. Literalmente, se disparó a los pies. Si el legislativo de mayoría fujiaprista le ponía piedras y rocones, este le ha cerrado el camino completamente, descabezando a su Gobierno y obligándolo a cambiar de Premier.

Duele decirlo, pero la política nuestra de cada día sigue en involución, el #VáyanseTodos no se completó y lo que vemos son personajes que solo quieren chuparle la sangre al Estado. Como dije ayer en mi columna del diario Correo respecto del Congreso, da la impresión de que está sentenciado a ser, por desgracia, el epicentro de la desvergüenza. En ese sentido, hay que anotar bien los nombres de quienes votaron en contra o se abstuvieron para permitir que se derrumbe el gabinete Cateriano.

Son momentos en lo que debe imperar la concesión, la tolerancia y la unión porque, como dije, el Perú, esta tierra bendita que nos vio nacer, se está hundiendo en el fango de la corrupción política y la crisis sanitaria, con hospitales en los que ya no cabe una aguja.

Ya lo dijo también el jefe del Estado en su mensaje a la Nación: “No es momento para jugar con el destino del país”. Esto fue todo por hoy, cierro el Ojo Crítico, hasta mañana.