Hoy me topé con el contento. No crean que los periodistas somos de fierro. Claro que no. A veces parecemos, pero también transpiramos sensibilidad, por siacaso.

Como les decía, esta mañana repasaba la historia de Ítalo, un curtido hombre de 33 años que -desde una cama del hospital de emergencias de Villa El Salvador- chapó su lanza y fue al encuentro del letal .

Con la fuerza que solo da un corazón valiente, Ítalo le aplicó un certero puntazo al gestor de esta pandemia mundial y ahorita, tras 12 días de guerra a muerte, ya respira victorioso contando las horas para regresar a casa con su familia.

Los soldados que lo flanquearon para tumbar a este virus cornudo y conseguir volver a la vida fue un reducido batallón de médicos, enfermeras y técnicos del Minsa, todos abastecidos con las armas de la vocación el sacrificio.

Y, claro, mientras leía la historia, en mis oídos retumbaba una canción medio antigua, pero que se ha puesto de moda y levanta los ánimos: “Resistiré”.

El mejor párrafo es ese que dice: Resistiré, erguido frente a todo/me volveré de hierro para endurecer la piel/y aunque los vientos de la vida soplen fuerte/soy como el junco que se dobla, pero siempre sigue en pie.

Y claro, no todos tienen la mima fortaleza de Ítalo para escapar de la enfermedad. El último conteo indica que ya tenemos 943 fallecidos, 33,931 contagiados, 623 de ellos en las Unidades de Cuidados Intensivos.

Con estas cifras queda refrendado que estamos en el momento crítico de la pandemia. La muestra de 163 comerciantes del mercado de Caquetá que dieron positivo esta mañana es sintomática y preocupante.

Por eso, Con Ojo Crítico te digo por enésima vez: juégale limpio al Perú, no juegues con tu vida y no pongas en peligro la de los demás.

Esto fue todo por hoy, los espero en mis redes sociales, hasta mañana.