Qué tal. Pilar Mazzetti no solo cae bien por su versatilidad profesional - recordemos que igual fue ministra en los gobiernos de Alejandro Toledo y Alan García - sino también por su empatía y franqueza para decir las cosas.
Un ejemplo fresquito, que apuntala este perfil de la titular de Salud, es la revelación de que, en el Perú, “como máximo”, tenemos 47 mil personas fallecidas por la Covid-19, cifra que sí colinda con la cruda realidad y destapa la realidad oculta.
De manera que, dentro del espectro de profesionales para suceder a Víctor Zamora, el nombramiento de Mazzetti de caía de maduro precisamente porque se venía una oleada de contagios luego de la vuelta a la supuesta “normalidad”, que más suena a irresponsabilidad, dado el masivo desacato de la población.
Mañana el Premier Martos va al Congreso en busca del voto de confianza que se le negó a Pedro Cateriano.
Y, seguramente, Mazzetii ya lo instruyó sobre qué quieren escuchar los parlamentarios, pero sobre todo que quiere escuchar ese peruano que está preocupado por su vida y la de sus familiares. El sinceramiento de la cantidad de muertos por el virus es un buen punto de partida, pero cómo cambiar la tendencia es la preocupación que sigue. Y ahí requerimos de la sapiencia de la ministra y del pragmatismo del militar en retiro.
Mazzetti es de la idea de limitar los viajes interprovinciales, volver a la cuarentena los domingos, entre otras medidas de confinamiento focalizado. En ese sentido, el consejo del exministro de Salud, Abel Salinas, cae a pelo: “No podemos seguir haciendo lo mismo ni volver a lo que hacíamos al inicio de la pandemia”.
Veremos que plantea mañana el presidente del consejo de ministros, pero lo cierto es que urgen nuevas medidas y estrategias diferentes para afrontar esta enfermedad que no tiene piedad con nadie, salvo con quienes respetan los protocolos de bioseguridad y no salen por las puras a las calles. He dicho. Esto fue todo por hoy, cierro el ojo crítico, hasta mañana.