Corrupción rompe mano a la justicia
Corrupción rompe mano a la justicia

Todos los peruanos honestos y buenos ciudadanos quieren lo mejor para el Perú. Pero no todos son honrados, especialmente los políticos, autoridades y gobernantes que deberían dar el ejemplo. En los últimos tiempos se vienen registrando hechos escandalosos que revelan la existencia de una gran corrupción en todos los niveles y son muy pocos los que se animan a destapar o luchar contra verdaderas mafias y organizaciones criminales. Dentro de esa lucha cabe destacar, como un ejemplo, a la fiscal Marita Barreto, quien se viene batiendo como una fiera contra la red de Rodolfo Orellana, al igual que en su momento lo hizo la ex procuradora anticorrupción adjunta Yeni Vilcatoma al enfrentarse en ese entonces al ministro de justicia Daniel Figallo para denunciar extrañas injerencias del gobierno, en el caso de “La centralita”, relacionada con la mafia del ex presidente regional César Álvarez. Y, ni qué decir de la procuradora antidrogas Sonia Medina, quien denunció que en el Perú “hay miles de oropezas” y sin duda que no le falta razón.

Por lo visto, las mujeres están dando batalla en la lucha contra la corrupción, lacra que azota al país desde mucho tiempo atrás, pero que recién está saltando la liebre gracias al trabajo de un equipo de fiscales y denuncias periodísticas. Por eso es que los mafiosos y los corruptos culpan a la prensa de la desgracia en que están metidos los políticos, militares, policías, jueces, fiscales, alcaldes, congresistas y hasta bailarinas. Ni la pareja presidencial se salva porque malos amigos o familiares, como Martín Belaunde o los hermanos de Ollanta, se aprovechen del poder para que la plata les llegue sola sin tener que trabajar. Las redes mafiosas están bien enraizadas en los poderes del estado y se tiene que implementar urgente toda una campaña anticorrupción para romper los tentáculos que llegan a altos funcionarios como los cuestionados ex fiscales de la Nación Carlos Ramos Heredia y José Peláez Bardales.

Indigna que tan altos dignatarios estén comprometidos en presuntos delitos de corrupción. Es condenable que magistrados de ese nivel hayan caído en las garras de la corrupción y estén siendo investigados por fiscales de la jerarquía de Marita Barreto, quien tiene fama de no casarse con nadie. Por eso ella está sorprendida por la liberación del ex juez supremo Robinson Gonzales, vinculado a la mafia de Orellana. Marita no se explica cómo la Sala Penal Nacional lo ha dejado libre por no haber una “prueba objetiva” para tenerlo encarcelado tanto a él como a su hija Olga, Blanca Paredes y otros. La magistrada considera que lo que se busca es sacar del caso a un juez probo como el doctor Ricardo Manrique Laura, quien ordenó la captura de los implicados, para intentar colocar a un juez digitado que sea complaciente con los acusados de corrupción.

Es de esperar que la justicia actúe con mano dura y que el caso Orellana siga el curso de la legalidad, pero sin caer en el compadrazgo ni el favoritismo. Por lo menos el Consejo Nacional de la Magistratura ha dado una buena señal al haber dispuesto la destitución del ex fiscal de la nación Carlos Ramos Heredia y tiene en capilla a José Peláez Bardales. Que el buen trabajo de los fiscales como Frank Almanza y Marita Barreto no caiga en saco roto y que el mal habido poder de la mafia no le rompa la mano a la justicia. Basta de leguleyadas y tinterilladas que solo buscan frustrar las investigaciones y limpiar a los delincuentes. Hay que aplicar la ley, caiga quien caiga.

TAGS RELACIONADOS