Desde hace un tiempo, la investigación brinda cada vez más luces de lo relevante que son los alimentos que componen la cena. Para todas las personas, salvo quienes están en etapa de crecimiento y desarrollo, la cena debe ser un tiempo de comida de fácil digestión, con poca cantidad y que termine de cubrir el requerimiento nutricional que faltó durante el día. Es decir, algo similar a un lonche.

Para un paciente con diabetes, a estas características se le suma que sea una comida que contribuya con mantener estable los niveles de glucosa en sangre, ya que se dispone al descanso y a un periodo de ayuno. Los alimentos deben estar enteros y, en lo posible, cocidos al dente.

La cena debe contener una proteína de calidad las mejores opciones son el huevo, queso no maduro bajo en grasa, carne blanca pescado o pollo (sin grasas añadidas), acompañado de vegetales. Algunas personas podrán acompañar la cena con una unidad de fruta entera o una ración muy pequeña de tubérculo o pan de granos enteros.

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