Educación para moralizar
Educación para moralizar

La realidad no engaña. Y todo lo malo que viene ocurriendo en el Perú es por la pésima educación que se imparte en el país. Todos los gobiernos han llegado al poder con la promesa de realizar una profunda reforma, pero siempre sale ganando el SUTEP con sus bravatas y medidas de fuerza. Los futuros cuadros políticos no pueden ser ajenos a la mala formación de maestros y alumnos.


La corrupción, las mafias, el sicariato, la drogadicción, la prostitución, la violación de la ley, la mañosería en las calles, el feminicidio y el maltrato a la mujer es el resultado de la pésima educación que está muy venida a menos en el seno familiar, colegios y universidades donde solo les interesa lucrar antes que formar buenos profesionales. Los niños y jóvenes no respetan a nadie, no saben saludar, no le hacen a sus padres y menos a sus maestros, se ríen de la autoridad y no respetan las leyes.


La corrupción que se viene destapando en todo el país es el fiel reflejo de lo mal que están las autoridades que son los primeros en burlarse o sacarle la vuelta a la ley, comenzando por los congresistas. Y ni qué hablar de los jueces, fiscales y policías que en lugar de hacer justicia se prestan al juego de las bandas de delincuentes y mafiosos. Por eso es que hay tanta burocracia para esconder malos manejos tras los cerros de papeles, sellos y firmas. Miles de personas pierden tiempo todos los días haciendo largas colas en las entidades públicas para que los atiendan o hacer reclamos por trámites errados o cumplir con otros requisitos que se les pide de último momento. Todo esto hace que la Contraloría no pueda ejercer una eficiente labor de fiscalización porque los faltosos apelan a miles argucias legales.


Y ese tipo de burocracia mafiosa que impide el desarrollo del Perú es la que se está viendo en las diversas regiones del país. Los jefes regionales se creen los amos y señores, para lo cual se rodean de asesores bribones, como lo han hecho los presidentes de Ancash y Tumbes. Han formado toda una argolla con funcionarios ineficientes o mal preparados para la función pública. No les interesa el trabajo de los buenos profesionales sino la habilidad de 'asesores' y 'expertos' en sacarle la vuelta a la ley con licitaciones amañadas o sobrevaluadas para esquilmar las arcas del estado.


Sin duda que los buenos servidores públicos tienen que ser honrados y bien educados para que hagan honor al trabajo que desempeñan. Hay empleados que maltratan al públicos porque se creen dueños del puesto y hacen lo que les da la gana. Eso sucede con el personal en los hospitales, en los ministerios, en las municipalidades, en justicia, en la policía, en los centros educativos y en todas las entidades públicas. No hay consideración para los contribuyentes que gracias a ellos cobran su sueldo todos los meses. Es por eso que con urgencia se necesita una buena educación pública para frenar la inmoralidad y la corrupción que corren a la democracia y la estabilidad jurídica del Perú.

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