Qué tal.

Adiós Kuczysnki. Creo que estaba sentenciado desde que llegó a Palacio de Gobierno. La mayoría keikista se la tenía jurada por la derrota electoral de su jefa. Y él, por supuesto, con su inacción, descuido del país, parsimonia y evidentes actos reñidos con la moral, contribuyó a cavar su tumba.

Triste final para un hombre que se suponía iba a traerle paz y tranquilidad al país, dada precisamente su edad y su experiencia en el sector estatal. Pero ocurrió todo lo contrario. Rayó en la decepción total.

Duele decirlo, pero  resultó un fiasco como mandatario y ahora se va con el rabo entre las piernas, poniendo al Perú en una situación complicada pese a que anuncia una “transición democrática” que encumbrará al vicepresidente Martín Vizcarra.

Eso sí, mucho cuidado -y hay que decirlo- con los que olfatean el poder ante la salida de Kuczynski porque, en su mayoría, tampoco tienen las credenciales éticas y morales para sentarse en Palacio de Gobierno.

El Perú necesita un recambio urgente de autoridades, y el pueblo -harto de tanta putrefacción a todo nivel- seguramente empezará a hacerlo evidente en las elecciones regionales y municipales de octubre próximo. Y el Congreso está pasando piola.

El Perú necesita un recambio urgente de autoridades, y el pueblo -harto de tanta putrefacción a todo nivel- seguramente empezará a hacerlo evidente en las elecciones regionales y municipales de octubre próximo. Y el Congreso está pasando piola.