Qué tal.

Tremendo camote que le tiene el fujiaprismo al testarudo ex fiscal de la Nación, Pedro Chávarry.

Contra viento y marea volvió a blindarlo en el Congreso de las acusaciones que pesan sobre él e impidió su suspensión como fiscal supremo e inhabilitación para ejercer cargos públicos.

Es más, yo diría que los fujimoristas y apristas están pisoteando la voluntad popular y, en consecuencia, rompen el encargo de representación que recibieron en las ánforas.

Como leí por ahí, solo falta que a Chávarry le hagan un monumento y lo coloquen en el Morro Solar, junto al Cristo de Alan García.

Amparado en los escudos que lo flanquean, Chávarry encima fue al Parlamento, rajó del Presidente Vizcarra y criticó las decisiones del Equipo Especial Lava Jato -ese que él quiso pulverizar- como mandar a prisión a Keiko Fujimori. Más claro, ni el agua.

No puede ser, señores, que por intereses subalternos la judicatura y la institucionalidad del país estén en entredicho, incitando, además, a las peligrosas voces que piden el cierre de este poder del Estado.

La coyuntura está enrevesada con este tema y el mandatario tendría que explicarnos cuál es su estrategia porque la gente ya se hartó del caso Chávarry y reclama más trabajo y menos delincuencia.

La coyuntura está enrevesada con este tema y el mandatario tendría que explicarnos cuál es su estrategia porque la gente ya se hartó del caso Chávarry y reclama más trabajo y menos delincuencia.