Qué tal.

El juez Richard Concepción Carhuancho, aunque algunos lo llaman solo por su segundo apellido, se ha convertido en un personaje muy querido por la población.

Y es que ha tenido las agallas para mandar a prisión, por ejemplo, al expresidente Ollanta Humala, a Nadine Heredia y a la misma Keiko Fujimori pese a la presión mediática de por medio.

Concepción Carhuancho es visto por la mayoría como parte de la reserva moral de este país que, ciertamente, navega en el fango de la corrupción y la coima, mientras a muchos magistrados les tiembla la mano para impartir justicia.

El otro tema es que quien lo reemplaza, la jueza Elizabeth Vicenta Arias Quispe, tiene algunos reparos a su accionar funcional, como que en noviembre de 2017 acogió un pedido precisamente de los abogados de Keiko y su esposo Mark Vito para que concluya la investigación del caso cocteles

César Hildebrandt ha ido más allá: cree que la separación de Richard Concepción implica que la mafia está viva y coleando y que es “el triunfo de la corrupción”. Grave. Muy grave. Nos gusta dispararnos a los pies.

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