Qué tal.

“Asu mare” acusa la calle cuando, por ejemplo, el Congreso blinda a personajes como Yesenia Ponce. Según Martha Hildebrandt, esta frase le causa gracia pese a que va contra toda regla gramatical española, porque lo correcto es decir “Pasu madre” y “Pasu madre” gritaríamos todos si el TAS deja sin mundial a Paolo.

¿Quién no ha vociferado “¡Madre mía!” ante tantos feminicidios que tenemos diariamente en nuestro país? Ollanta Humala también la ha pronunciado. O “Mamma mía”, la expresión italiana, frente a las millonarias coimas de Odebrecht a casi toda la clase política.

“¡Mi Madre!” va en el mismo sentido y caza perfectamente cuando Héctor Becerril sale a decir tantas sandeces juntas. Aunque no faltan algunas legisladoras que se creen la “mamá de Tarzán”.

“Por mi madre” es una salida de emergencia a la que siempre se apela y el que diga que no está mintiendo. Y el juramento mayor, a veces de desesperación, es “Por mi santa madrecita”.

“Si nuevamente soy elegido Presidente de la República, les juro por mi santa madrecita que vuelvo a doblar el sueldo de los maestros”, dijo Toledo en 2015.

Y es que los políticos son un desmadre.

Sirva este palabreo para desearle un feliz día a las mamitas del Perú.

Esto fue todo por hoy, guardo el lápiz, hasta el lunes.

Esto fue todo por hoy, guardo el lápiz, hasta el lunes.