Qué tal.

Nos pareció una buena exposición la del primer ministro César Villanueva en busca del voto de confianza del Congreso de la República.

Pero no necesariamente por las propuestas lanzadas, algunas ya repetitivas como la bicameralidad y el financiamiento de los partidos políticos, sino por el carácter y la voz en alto que en ocasiones exhibió sorprendentemente el premier en su discurso.

Eso de que “Solo desprendiéndonos de nuestros intereses particulares y de corto plazo podremos estar a la altura del reto que implica reconstruir un sistema de partidos” fue una clara directa a la tienda naranja, y está bien porque la agenda del Ejecutivo no tiene que estar sujeta a la del Legislativo.

El titular de la PCM tiene que hablar así, en concordancia con el presidente de la República, porque un jefe de gabinete timorato, que se deje quitar la luz verde o se asuste ante la mayoría keikista, no ayudaría en nada a Martín Vizcarra.

Eso sí, hay temas urgentes que del dicho tienen que pasar al hecho sin mayor demora y que fueron el cogollo de su alocución: la lucha contra la corrupción, la inseguridad y la reactivación económica. Los tres tienen harta a la población y es justo y necesario ponerles freno, cueste lo que cueste.

Solo así se sustentará este voto de confianza.

Esto fue todo por hoy, guardo el lápiz, hasta mañana.

Esto fue todo por hoy, guardo el lápiz, hasta mañana.