Qué tal.

A todos nos gustaría un incremento en la Remuneración Mínima Vital, mejor conocida como , que está en S/ 850 desde el 1 de mayo de 2016, pero la aparente preocupación del presidente  por plasmarlo en este momento parece un manotazo de ahogado.

Y es que el paquete de acusaciones que pende sobre él, que incluso pone en tela de juicio su legitimidad al frente de las riendas del país, alimenta la sospecha de que una decisión de esta naturaleza no es amor al chacho sino a los chicharrones.

El pedido general es que no caiga en la irresponsabilidad llevado por la desesperación de salvar el pellejo. La factibilidad del incremento del sueldo mínimo tiene que contemplar varios detalles, entre ellos la situación económica, y esta no es precisamente de las mejores.

En buen romance, Kuczynski debe imponer un análisis técnico al reunirse con el Consejo Nacional del Trabajo y revisar, por ejemplo, un factor básico como es la productividad. Además, los especialistas temen un incremento de la informalidad.

Dicho de otra manera, el mandatario está obligado a pensar más en la realidad económica del país, y posponer cualquier interés subalterno a partir del hilo con que se sostiene en Palacio de Gobierno y que los fujimoristas quieren cortar.

Dicho de otra manera, el mandatario está obligado a pensar más en la realidad económica del país, y posponer cualquier interés subalterno a partir del hilo con que se sostiene en Palacio de Gobierno y que los fujimoristas quieren cortar.