Se supone que ahorita el presidente  y la Premier  están cocinando el prometido “gabinete de la reconciliación”.

La espera desespera por saber los nombres que conformarán el nuevo Consejo de Ministros y si los elegidos están en condiciones de avalar dicho rótulo.

Reconciliación, según la RAE, es “volver a las amistades, o atraer y acordar los ánimos desunidos”. Ergo: no engañar más al pueblo para tratar de recobrar su confianza, y renovar la unión a partir de las buenas acciones.

Además, reconciliación implica apertura y confianza en los eventuales enemigos políticos o críticos del gobierno. ¿Ustedes creen que Fuerza Popular integraría este gabinete? Resulta difícil. Y más cuando un personaje del oficialismo como el ministro Carlos Bruce adelanta que no piensan convocar a militantes de otros partidos políticos.

Aquí Mercedes Aráoz tiene un papel medular. Basta de paternalismos y caprichos del mandatario. De ella depende conformar un gabinete que de repente no es el de la reconciliación, pero sí el de la salvación de un Kuczynski que ya fue rescatado por  de las garras de la vacancia en el Congreso. Se necesita ministros con las uñas cortadas y que tiendan puentes con rojos, caviares, verdes, amarillos y, sobre todo, con los naranjas.

Aquí Mercedes Aráoz tiene un papel medular. Basta de paternalismos y caprichos del mandatario. De ella depende conformar un gabinete que de repente no es el de la reconciliación, pero sí el de la salvación de un Kuczynski que ya fue rescatado por  de las garras de la vacancia en el Congreso. Se necesita ministros con las uñas cortadas y que tiendan puentes con rojos, caviares, verdes, amarillos y, sobre todo, con los naranjas.