Qué bueno es saber que Eyvi Ágreda, la joven de 22 años quemada por el acosador Carlos Hualpa, ya respira por sus propios medios, habla de a poquitos y, en general, ha empezado un franco proceso de evolución en el hospital Guillermo Almenara, gracias a la dedicación de los médicos especialistas.

El buen corazón de la muchacha cajamarquina no demoró en aflorar ya que, según confesaron su mamá y su hermana, sus primeras palabras fueron para preguntar por la familia, pero sobre todo por sus hermanos menores. Conmovedor, ¿verdad?

Las quemaduras en el cuello le imposibilitan conversaciones extensas y los galenos están vigilantes para que no se exponga a una infección.

El otro detalle importante que no podemos pasar por alto es que, a raíz de este intento de feminicidio, nos hemos enterado de que el Instituto Nacional de Salud del Niño, ubicado en San Borja, produce piel en el laboratorio a partir de la piel sana del paciente, que luego sirve para los injertos en las zonas dañadas.

Esto, por ejemplo, ayudará a que Eyvi Ágreda, que tiene más del 60% de su cuerpo con quemaduras de segundo y tercer grado, producto del infierno gasolinero en el bus, registre menos estigmas en su fisonomía y enfrente una vida con mayor optimismo. Así sea.

Esto fue todo por hoy, guardo el lápiz, hasta mañana.

Esto fue todo por hoy, guardo el lápiz, hasta mañana.