Qué tal.

Hay gente que cree a los peruanos unos gilipollas. Todos sabemos que hubo quienes allanaron el camino para que César Hinostroza se fugue a España, pero se hacen los suecos y miran para otro lado.

Señores, aquí hay gato encerrado: el jefe de “Los Cuellos Blancos del Puerto” logró mandarse mudar a Madrid porque son varias las personas interesadas en que desaparezca del mapa por una única y contundente razón: hizo mucho y sabe mucho.

En ese sentido, resulta evidente que le tendieron la mano -dándole tiempo y espacio cómplice- para que salga por la frontera norte, llegue a Guayaquil y chape su avión rumbo a Europa.

Suscribimos las palabras del presidente Martín Vizcarra al exigir que asuman sus responsabilidades “quienes blindaron a César Hinostroza y dejaron de actuar”. También cuando advierte que los peruanos conocen quiénes se dedicaron a “bloquear las investigaciones” y a “proteger a los responsables de actos de corrupción”. Al que le cae el guante, que se lo chante.

Lo cierto es que en la calle la gente habla de una vergüenza nacional todo lo que está pasando en la justicia y política nacionales.

Esto fue todo por hoy, guardo el lápiz, hasta mañana.

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