Qué tal.

La cuestión de confianza ya está planteada. Ahora la pelota da botes en manos del Congreso de la República. Como bien dice el caricaturista Heduardo, “lo sentimos mucho, señora K, el presidente Vizcarra no es PPK”.

Y es que, seamos sinceros, el jefe del Estado ha sorprendido a propios y extraños con su accionar, demostrando la firmeza que nunca tuvo Kuczynski para frenar la aplanadora fujimorista en el Parlamento Nacional.

Más allá de las formalidades que habría soslayado, Vizcarra ha dejado por sentado que hay un presidente, que Palacio de Gobierno no está pintado y que el Congreso no puede poner cortapisas por afanes subalternos. Recién hoy, con la cuestión de confianza encima, se ponen las pilas.

El gran soporte que tiene el mandatario y que seguro lo ha envalentonado para exigir el apoyo parlamentario es el respaldo popular, o sea el pueblo. La gente sintoniza con las demandas de cambiar todo y mira al Legislativo como un obstáculo para su viabilidad.

Lo cierto es que la maldita corrupción y el desmadre judicial y político no pueden seguir imperando en el Perú.

Esto fue todo por hoy, guardo el lápiz, hasta mañana.

OJO CON ESTO:

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