Qué tal.

De hecho el debate municipal, en su primera parte, sirvió para conocer -aunque en pocos minutos- las principales ideas de nueve candidatos a la alcaldía de Lima.

La pregunta flotante es: ¿Cuál será la factura que los votantes le pasarán a Renzo Reggiardo por desairar esta confrontación de propuestas?

Él tiene sus alegatos, incluso contra el Jurado Nacional de Elecciones, pero esto es política y hay que tener correa para enfrentar las piedras en el camino. ¿O quería que los rivales le pongan alfombra roja y le lancen flores?

Lo que sí estaría mal es que la población elija a un alcalde a ciegas, sin escuchar su plan de gobierno para la gran capital. Eso implicaría que no aprendemos la lección.

En ese sentido Reggiardo, que según algunas encuestas puntea la elección, por los menos hasta ayer, está obligado a hablarle a la gente, pero no en caminatas y conferencias a vuelo de pájaro.

¿Y Ricardo Belmont? Del hermanón nos ocuparemos en otro lápiz.

Esto fue todo por hoy, guardo el lápiz electoral, hasta mañana.

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