Qué tal.

Un ejemplo de la responsabilidad directa de un pueblo en la mala elección de su alcalde lo tenemos aquí mismo, en La Victoria, con Elías Cuba Bautista, venido de las filas de Castañeda Lossio.

Digámoslo con todas sus letras: los victorianos eligieron a un hampón como burgomaestre y este, como era lógico, se rodeó de una gavilla de su calaña, entre ellos su hijo Eliseo, para embolsillarse algo de 25 millones de soles año.

El modus operandi de “Los Intocables Ediles” era, literalmente, ponerle una pistola en la cabeza a los comerciantes informales, pero sobre todo a los choferes por parqueo y estacionamiento, amén de otros delitos.

Les cobraban lo que se les daba la gana y entregaban tickets de 50 y 90 céntimos. Un negociazo. De esto pueden dar fe quienes alguna vez han transitado por el emporio comercial Gamarra o el Mercado de Frutas.

Un taxista me comentó esta mañana algo así como: “Este alcalde era tan conchudo que robaba, pero no hacía obra”. Y puso como ejemplo el estado castastrófico y llenas de basura en que siempre estuvieron las calles.

Como vemos, la corrupción está en todos los niveles y la verdad ya uno no sabe si reír o llorar.

Esto fue todo por hoy, guardo el lápiz, hasta el lunes.

Esto fue todo por hoy, guardo el lápiz, hasta el lunes.