Qué tal.

Ahora que está en alza en aprobación, las dos reuniones secretas con Keiko Fujimori pueden costarle caro al presidente Martín Vizcarra por las siguientes razones: A la población no le gusta estas citas a escondidas porque lleva el estigma de los arreglos bajo la mesa que tanto daño le han hecho al país.

Como han sido secretas, cada uno puede decir lo que le conviene. Keiko, por ejemplo, jura que nunca le pidió la renuncia de la ministra de Salud, Silvia Pessah y que tampoco solicitó una tercera reunión, como asegura el mandatario.

Al final, por lo visto, dichas conversas no sirvieron para nada porque la mandamás naranja cree que el gobierno de Vizcarra va por un rumbo equivocado y que se ha enfocado en las cosas importantes más no en las urgentes, en referencia al referéndum.

Conclusión: el mandatario se metió en la boca del lobo al aceptar ambas reuniones con la señora Fujimori, sin informar, participar o poner al tanto a su vicepresidenta, Mercedes Aráoz, que ha hecho bien en poner el grito en el cielo.

Ya veremos cuál es la lectura de la gente que, como dije, camina hastiada de secretismos tras los últimos escándalos de corrupción y tráfico de influencias.

Esto fue todo por hoy, guardo el lápiz, hasta mañana.

Esto fue todo por hoy, guardo el lápiz, hasta mañana.