Qué tal.

Gracias totales, muchachos. El fútbol es así. Triunfo y derrota. Lágrimas y gloria. Pero ustedes han logrado dos cosas extraordinarias: La primera: unir al país en un solo puño, tanto así que hemos sido locales en todos los estadios del mundo en los que hemos jugado.

Y la segunda: le han devuelto la fe y el orgullo a esta Patria pelotera, que no pisaba una Copa Mundial hace 36 años. Ahora, niños, adolescentes, adultos y ancianos lucen orgullosos la blanquirroja en una muestra de pertenencia y romance con su .

Y hay derrotas y derrotas. Las que están sentenciadas, anunciadas, advertidas y cantadas. Y las peleadas, luchadas, aquellas en las que uno deja el corazón. Al equipo de todos le tocó vivir las segundas en  porque puso todo lo que tenía.

Hoy, frente a la poderosa Francia, sumó su segunda caída, pero ni en esta ni en la sufrida en el debut ante Dinamarca fue menos ni arrugó. Resta un partido contra Australia y sería justo que los muchachos hagan algunos goles para que los 23 millones de compatriotas no se queden con el grito en la garganta. Se merecen ese regalo.

El arte de vencer se aprende en las derrotas, dijo Simón Bolívar. No estamos hablando de conformismo, por si acaso. Además, Gareca sabe la madera que tiene y empezará a fabricar los triunfos. 

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