Para unos, Kuczynski merece ciertamente la vacancia. Para otros, el fujimorismo sigue con la sangre en el ojo por la derrota electoral de Keiko y busca la venganza sacándolo de Palacio de Gobierno a como dé lugar.
En todo caso la democracia, el pueblo, la Constitución y el propio reglamento del Congreso permiten arrinconar de esta manera a un mandatario que, supuestamente, ha caído en “incapacidad moral permanente”.
Ya veremos cuál es el destino final de Pedro Pablo, pero yo sí quiero plantear algunas interrogantes que también las he escuchado en las conversaciones familiares, rondas de amigos y esquinas.
Un congresista que ha mentido en su hoja de vida, ¿puede vacar a un Presidente?
Un congresista que ha hecho negocios con el Estado, ¿puede vacar a un mandatario?
Un legislador que suministra combustible a los mineros informales, ¿puede sacar a un Presidente?
Un congresista que presenta certificados de estudios truchos, ¿puede mandar a su casa a un jefe de Estado?
Un parlamentario denunciado por no pasar alimentos a sus hijos, ¿puede decidir la suerte de un Presidente?
Un congresista acusado de apropiación ilícita y homicidio culposo, ¿puede vacar a un Presidente?
Como acotaría una amiga fanática de los dichos populares, “la sartén diciéndole a la olla: ¡qué negra eres!”.
Como acotaría una amiga fanática de los dichos populares, “la sartén diciéndole a la olla: ¡qué negra eres!”.