La furia de la naturaleza no se puede evitar; y esta últimamente viene golpeando a nuestro país. Primero fue el ciclón “Yaku”, que causó torrenciales lluvias en el norte y centro del país, lo que provocó la activación de las quebradas y desató los temidos huaicos que arrasaron con todo a su paso, dejando miles de damnificados, cientos de casas dañadas y gran cantidad de viviendas afectadas. Cuando pensamos que todo eso ya iba llegar a su fin, el ENFEN anunció la inminente llegada del fenómeno El Niño, cuyos efectos ya conocemos muy bien. Ahora otro fenómeno natural sacudió el norte del país: un fuerte sismo de 7.0 de magnitud que provocó el derrumbe de viviendas y cobró la vida de una niña de 4 años. Ante tanta desgracia nos provoca decir ¡basta ya! La población no aguanta más embates de la naturaleza. Ahora toca a las autoridades trabajar rápidamente para ayudar a los damnificados, que se cuentan por miles; y poner manos a la obra para ejecutar trabajos de reconstrucción pero que eviten a que este tipo de desgracias se repitan.