Pedro Castillo brindó una entrevista, sin pedir ninguna autorización. (GEC)
Pedro Castillo brindó una entrevista, sin pedir ninguna autorización. (GEC)

“La tentativa golpista de (Pedro) Castillo ha puesto punto final a la muy desatinada elección (por parte del pueblo) que lo llevó a Palacio de Gobierno”, escribió el “inmortal” Mario Vargas Llosa en su columna del diario El País de España. El nobel tiene toda la razón porque el aprendiz de golpista, por más que se victimice en todos los idiomas, está atrapado y sin salida y lo que esta viviendo es solo el comienzo de la hilera de pecados políticos y judiciales que debe empezar a pagar. En ese sentido, que la Comisión Permanente del Congreso haya aprobado ayer el informe final que recomienda acusar al profesor chotano por los presuntos delitos de organización criminal, tráfico de influencias y colusión es una decisión que se caía de madura. Como no podía ser de otra manera, sus secuaces Juan Silva y Geiner Alvarado también cargan la misma acusación y lo que les espera no es precisamente un paseo por el mar Caribe. En este caso, el Parlamento juega en pared con la fiscal Benavides para imponer justicia.