Lo dice con cachita, en tácita respuesta a la sugerencia de Rafael López Aliaga, alcalde de Lima, para que nos pongamos a rezar a fin de que con ayuda divina no haya más catástrofes debido al ciclón “Yaku”, pero Daniel Urresti tiene razón frente al desplome de un edificio de tres pisos levantado a orillas del río Rímac, en Chosica. “QUEDA CLARO: Esto no se soluciona con una cadena de oración. Felizmente, los ocupantes de esta casa pudieron evacuar a tiempo”. Dios, según la Biblia, dijo: “Ayúdate que yo te ayudaré” y, ciertamente, no puede haber milagro que valga si se construye una tremenda casa al borde del “río hablador´, sobre tierra húmeda y movediza. Gracias a Dios, eso sí, el predio ya estaba desocupado cuando se vino abajo convirtiéndose en polvo y barro. La negligencia no puede estar por encima de la necesidad de vivienda y las autoridades tampoco pueden hacerse de la vista gorda frente a construcciones de la muerte.
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Vivienda de tres pisos se desplomó por la crecida del río Rímac, en Chosica.