Con un presidente más preocupado en salvarse de las investigaciones en su contra (seis, por ahora) e incapaz de solucionar los problemas del país, el Perú no tiene rumbo. No es necesario ser economista para saber que el costo de vida sube cada día, porque los productos básicos, como la papa, siguen al alza en los mercados. Y los que pagan las consecuencias son las familias más pobres, porque el poco dinero que consiguen cada día vale menos.

Lo que la población exige es empleo para tener ingresos. Y eso solo se logra dando confianza a los inversionistas y colocando a gente capaz en los puestos claves del gobierno. ¡Profesor Castillo, con amigotes que solo buscan sacar su tajada, el país no va a ninguna parte!