El país necesita un baño de ruda, desde Tumbes hasta Tacna. Un baño de florecimiento, específicamente. Y es que, a parte del letargo de las autoridades para ocuparse, por ejemplo, de la inseguridad ciudadana, con el sicariato disparado y la delincuencia común imparable, a nivel político también hay una mala vibra, por decir lo menos, tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo, y vamos camino al despelote para beneplácito de los discípulos de la violencia y la anarquía. Llueve un montón, hay huaicos asesinos, crímenes a plena luz del día en concentrados, el fútbol anda de cabeza, presidentes vecinos nos maletean feo, vándalos continúan con algunos bloqueos de carreteras, el sol quiere achicharrarnos, la gente ya tiró la toalla con la vacunación contra el COVID-19, tenemos los peores choferes del mundo después de Tailandia, Congreso y Dina están jaladazos según las encuestas... Sin embargo, nadie da el primer paso para soltar la mamadera.