La Fiscalía de la Nación le tapó la boca al expresidente Pedro Castillo al formalizar la investigación preparatoria en su contra como presunto autor de los delitos de organización criminal agravada y tráfico de influencias agravado, además del presunto delito de colusión simple. En buen romance, se completaron los elementos probatorios y ahora el Poder Judicial (Corte Suprema) tendrá que iniciarle el proceso penal. Bajo el mismo estatus legal quedan Juan Silva, en su condición de exministro de Transportes y Comunicaciones, y Geiner Alvarado, extitular del Ministerio de Vivienda; es decir sus secuaces. Y es que sin vergüenza alguna, el profesor chotano, obviando que además tiene que responder como aprendiz de golpista, a través de su abogado Walter Ayala, solicitó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) su liberación y restitución en la Presidencia de la República. Simplemente, qué tal cuajo de este sujeto.