Lamentablemente somos el país de las coimas, tipo , y otras mermeladas. Pero también del reglaje, de los seguimientos, del espionaje, del marcaje. Prácticas por demás antiguas y funestas.

El plagio, la mentira, el documento falso, el aportante fantasma, el doctorado bamba, la compra de votos, el floro barato y el interés personal también se abren paso frente a una población ya hastiada de tanta sinvergüencería política.

Los negociados, el avivato, la sacada de vuelta al Estado, el nepotismo, la plata que llega sola, el por Dios y por la plata, el nosotros matamos menos, el métanse la alcaldía al poto y la zancadilla al pueblo siempre existieron y existirán.

Mirar la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio es un modus operandi en la política nuestra de cada día. Piden vacancia y vacancia y la verdad es que todos deberían irse en fila india. Pero escasea la dignidad y prolifera el cuajo.

No es un buen momento para el Perú. Y el papelón puede ser mayor si, por ejemplo, la Cumbre de las Américas nos coje con una pelea por el sillón de Palacio y con Nicolás Maduro haciendo leña del Kuczynski caído.

Dios nos coja confesados.

Esto fue todo por hoy, hasta mañana -si es que el lápiz no es vacado-.

Esto fue todo por hoy, hasta mañana -si es que el lápiz no es vacado-.