Qué tal.
A ver. Mañana necesitamos que Yotún, Trauco, “Orejas” o el mismo Cueva se enfunden mentalmente en el uniforme de César Cueto y, como en el 28 de abril de 1982, metan un pase en profundidad para Carrillo, Guerrero o el mismo Farfán, quienes a su vez tendrán que ponerse en los pies de Juan Carlos Oblitas para fulminar a Francia, como aquella vez en el Parque de los Príncipes.
¿Y por qué no? En ese tiempo los galos tenían al gran Platiní y una retahíla de estrellas, como ahora. Y nosotros al “Poeta de la zurda”, Velásquez, Leguía, entre otros cracks. Y no solo les paramos el macho, sino que les ganamos en su propia cancha con un toque brillante a ras de cancha. El “diamante” Julio César Uribe les metió un baile con guitarra y con cajón. Tiganá y Amorós aún deben estar buscando su cintura.
La faena tras perder con Dinamarca será difícil; no obstante, un mundial es para hacer historia, y nadie nos impide ir mañana por ella. A esta selección le gusta caminar al filo de la navaja y tenernos con el corazón en la boca, como ocurrió en las Eliminatorias, pero así la amamos y así la queremos. Y es que amar y querer no es igual. Amar es sufrir y querer es gozar. ¡Vamos, Perú!
Esto fue todo por hoy, guardo el lápiz, hasta mañana.
Esto fue todo por hoy, guardo el lápiz, hasta mañana.