A todos se nos ha partido el corazón con la terrible muerte que halló Jimenita, una niña de 11 años, en las garras de este monstruo de dos patas llamado César Alva Mendoza.

Como ya sabemos, la menor fue secuestrada, victimada y quemada por el “asesino de la bicicleta” a su salida de la comisaría de Canto Rey, en SJL, luego de sus clases de vacaciones útiles.

Como un animal hambriento, el maniático sexual la esperó agazapado. ¿Y la policía? Bien, gracias, pensando en las musarañas.

Madres y padres de familia hemos sentido el dolor de quien pierde a un ser querido, a un pariente. Es más, Jimenita es ya la hija que todo el Perú llora, y esto es refrendado por el grito general de cadena perpetua o pena de muerte para el criminal.

Con esta salvajada, la sangre llegó al río. La gente quiere cambios, muestras de que las calles no serán más vías fáciles hacia la muerte segura de niñas, niños, mujeres y población inocente.

Y aquí tienen que entrar a tallar la PNP, jueces, fiscales, congresistas y el Gobierno en general. A ver Pedro Pablo Kuczynski, hazte una, aunque sea para despedirte.

Finalmente, duele decirlo, pero la comisaría de Canto Rey, junto al asesino confeso, tendrán que cargar sobre sus hombros el atroz final de una criatura tan linda como Jimenita.

Esto fue todo por hoy, guardo el lápiz, hasta mañana.

Esto fue todo por hoy, guardo el lápiz, hasta mañana.