"Ley Pulpín" contra viento y marea
"Ley Pulpín" contra viento y marea

En las últimas semanas se ha desatado un movimiento juvenil en el Perú que a todas luces es positivo. Se ve que los jóvenes despiertan y quieren participar en las decisiones del gobierno. Piden que no se les ignore y exigen que se les de más espacio en los planes y proyectos gubernamentales. Por eso es que rechazan la ley de trabajo juvenil tal como está dada y quieren que se derogue. Ya ni siquiera aceptan las correcciones que han prometido el presidente Humala y sus ministros. La quieren imponer al caballazo y los movimientos juveniles se oponen. La ley ya está dada y ahora la guerra es para imponer el reglamento. Los jóvenes dicen no y que se vaya al tacho. La oposición opina lo mismo. La llamada “ley pulpín” está en la cuerda floja y como están las cosas su aplicación no tiene sentido. Hay mucho conflicto y es un caballo de batalla para los opositores que tienen en jaque al gobierno.

Los dirigentes están anunciando una nueva marcha para este 15 de enero en que vuelven a las calles para exigir la derogación de esa ley que ellos llaman “pulpín” , en alusión a un jugo de frutas llamado “pulp” dirigido a niños y jóvenes. El nombre es una criollada más para burlarse de una norma que según algunos es inaplicable, mientras el gobierno la defiende a capa y espada. Hasta Nadine ha salido a gritar para defender lo que ella llama una gran oportunidad para los jóvenes que no tienen trabajo. La oposición insiste que esa ley nació muerta a pesar de fue aprobada por mayoría en el Congreso. Así son de hipócritas los políticos, hecho que indignó al presidente Humala por darle la espalda a una ley que fue debatida y aprobada en el parlamento.

A pesar de que el gobierno recién ha iniciado una campaña agresiva de difusión sobre el reglamento de la ley, los jóvenes se mantienen en sus trece y seguirán protestando hasta que les den el gusto de derogar la ley. Por supuesto que tienen el apoyo de los políticos opositores al gobierno que en su momento no supo difundir las ventajas que conlleva esta norma, especialmente para los que no tienen trabajo. Difícil que el gobierno encuentre a un buen vocero que haga entender los beneficios que se buscan para combatir el desempleo en un sector de la población que más se dedica a cachuelear en empresas informales. Es aquí donde son explotados haciéndolos trabajar más de doce horas sin pagarles domingos, feriados, tiempo extra y ningún beneficio.

En consecuencia, el gobierno tiene mucho que ver en el desempleo juvenil y en la forma que los jóvenes son explotados. Claro que hay que protegerlos, pero con una ley que les de beneficios y posibilidades de seguir estudiando o haciendo deporte. Hay deportistas calificados que necesitan de horarios especiales para entrenar o trabajadores que requieren de horarios partidos en el trabajo para cumplir con sus estudios. No es posible que a los jóvenes se les haga trabajar hasta doce horas al día por un sueldo mínimo sin darles posibilidad para nuevos proyectos. Eso es lo que reclaman y no ven eso en la “ley pulpín” que el gobierno quiere dar contra viento y marea. Dicen que esa ley nació muerta y ni el reglamento la hará resucitar. El congreso tendrá la última palabra si es que la derogan como así lo quieren los jóvenes y la oposición.