La vida siempre da revanchas. El destino tiene la costumbre de hacerlo en el momento propicio como para que no le falte ningún ingrediente a esa jornada inolvidable que queda en el recuerdo.
Y eso fue lo que vivió Roberto Drago Maturo con el Boys. El popular Titín tuvo su revancha y de qué manera. Ese abrazo humedecido por su llanto y el de su hijo Nacho, una fiera en el arco, resumen lo que en ese momento sintió un técnico que supo esperar para demostrarle a todos que el fútbol puede contar con él.
Demostré que no soy un improvisado. De 24 puntos en disputa logramos 20, y eso no es poca cosa, pero los jugadores son los principales gestores del título, afirmó el técnico que ahora no sabe cuál será su verdadero futuro.
Tras los días desenfrenados de festejo obligado. Titín analiza con frialdad su espectacular campaña y antes de lanzar una frase para destacar su labor nos dice que Waldir Sáenz fue fundamental para el éxito alcanzado por la rosada.
Lo de Waldir fue notable. Demostró su clase en momentos claves del campeonato y su actuación en el partido final ante Cobresol fue vital. Patear dos penales con toda esa presión, uno de ellos con el marcador en contra no es fácil, a muchos en ese momento les hubiese temblado las piernas pero Waldir demostró su clase.
Drago está feliz por la entrega de sus jugadores y por el apoyo invalorable de la gente. El Boys es un sentimiento. Su gente es espectacular. A toda la hinchada le tengo un agradecimiento eterno. Están en mi corazón. Jamás los olvidaré.
Titín espera retos mayores. Le agarró el gusto a su faceta de comentarista del cable, pero lo suyo es el buzo de técnico y así lo demostró este limeño de 58 años, amante de la hípica, pero eterno enamorado del deporte rey.
Pero como todo no es felicidad, sigue sufriendo por el descenso de su Deportivo Municipal.
Mi Muni perdió la categoría y la verdad que siento una pena enorme. No quería que mi viejo (el gran Tito Drago) se enterara del descenso, pero ya sabe y se me bajoneó tremendamente. Ojalá Dios quiera que los dirigentes que asuman el control devuelvan al club la jerarquía que jamás debió perder, refiere el buen Roberto Drago, quien podría dirigir a los porteños en la máxima división o en todo caso esperar otras ofertas porque el fútbol necesita de su capacidad.
¡Felicitaciones, Titín!