Un temblor, un escalofrío inesperado recorre las piernas de los organizadores de la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010, pues está en peligro el concurso de las selecciones en que juegan los dos mejores futbolistas del planeta, el argentino Leo Messi y el portugués Cristiano Ronaldo.
Argentina, que entrena Diego Maradona, aún lamenta su derrota en casa frente a Brasil. Una nueva caída frente a Paraguay mañana complicaría, incluso, lograr un puesto para la repesca.
Peor aún es la situación de Portugal en su camino a Sudáfrica. La selección que dirige Carlos Queiroz ni siquiera depende de sí misma. Para entrar en la repesca, el equipo portugués debe ganar los tres encuentros que restan y que Suecia pierda uno de sus próximos tres partidos.
Resultaría contraproducente que tanto Messi como Cristiano Ronaldo, los dos últimos Fifa World Player, se vieran obligados a ver el próximo Mundial por televisión, a la sazón los dos futbolistas con mayor valor mediático del mundo.
Tan inimaginable sería una Copa del Mundo sin Messi y Ronaldo como el hectómetro de los próximos Mundiales de atletismo sin Usain Bolt o Tyson Gay, un Europeo de baloncesto sin Pau Gasol o unos Mundiales de natación sin Michael Phelps.
Messi, de 22 años, es el favorito para recoger este año el testigo de manos de Cristiano Ronaldo el galardón como Mejor Jugador del planeta que otorga la Fifa. También, el argentino del FC Barcelona es el mejor colocado para recibir el Balón de Oro que entrega la revista France Football al mejor jugador del momento o conseguir el premio FIFPro, el máximo reconocimiento que un futbolista puede recibir de sus propios compañeros.
Cristiano Ronaldo, el Mejor Jugador del mundo para la Fifa en 2008, firmó este verano con el Real Madrid el contrato de mayor cuantía de la historia del fútbol mundial. La culpa: 93 millones de euros.
La trayectoria irregular de Argentina y Portugal ha abierto una vía para especular con la posibilidad de que un Mundial quede huérfano no sólo de los dos mejores jugadores del mundo de los últimos dos años, sino los que poseen una mayor repercusión mediática.
Desde que en 1991 la Fifa instauró el premio World Player, nunca uno de sus galardonados estuvo fuera de la Copa del Mundo de fútbol. La ausencia de Cristiano Ronaldo, o la de Messi, podría convertirse en el primer precedente.