Esta época del año es una oportunidad para fortalecer los lazos de unidad permaneciendo atentos a las actividades que los más pequeños realizan y aportando a su desarrollo. Si bien los alumnos salen de vacaciones, el aprendizaje continúa; incluso, podríamos decir que el juego es equivalente al trabajo para los adultos: mediante el juego los niños desarrollan nuevas habilidades, ganan autoconfianza, descubren cómo resolver problemas, potencian su creatividad, expresan y procesan emociones, mejoran la actividad cognitiva, entre otros muchos beneficios.

Referente al desarrollo del juego, el Colegio Markham brinda algunas recomendaciones para fomentar el aprendizaje en las actividades de los más pequeños:

Sea buen observador: es un papel difícil y lo aprendemos sobre la marcha. Tenemos que dejar que el niño dirija, cometa errores y aprenda. El objetivo es que el niño piense en soluciones y aprenda. Así también aprendemos qué le gusta al niño, qué le interesa, qué podemos aportar para fomentar un mayor aprendizaje.

Permita que el niño dirija: No detengamos sus iniciativas. Al observar, podemos permitir que el niño dirija el juego permaneciendo cerca pero no dentro del juego. Así conocemos sus intereses y sus iniciativas mientras permitimos que el juego se mantenga de manera natural.

Ofrezca sugerencias pero no tome el control: podemos hacer preguntas abiertas sobre cómo hacer las cosas para que el niño pueda explorar y decidir cómo jugar. No controlamos el juego, el niño sí. Motivemos al niño para que continúe desarrollando el juego así como su creatividad.

Sepa cuándo dejar el juego: algunos niños pedirán a los adultos que se queden o abandonen el juego. Lo mejor es dejar el juego cuando el niño se sienta cómodo y seguro de modo que pueda continuar imaginando y explorando.


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