Mientras uno duerme, los músculos de la garganta se relajan y forman una abertura que deja pasar el aire. Algunos tienen esta zona más estrecha y ello dificulta el tránsito del oxígeno a los pulmones y provoca el ronquido, una molestia que impide el sueño de todos los que lo rodean y que puede indicar un problema cardiovascular.
Su frecuencia desarrolla una enfermedad llamada apnea del sueño, peligrosa porque suspende la respiración por corto tiempo y provoca un aumento de la presión arterial que, a su vez, puede causar un infarto o un derrame cerebral.
Los ronquidos se producen por mala postura al dormir (hacia arriba y con la boca abierta), obesidad, obstrucción de los conductos nasales, inflamación de adenoides, desviación del tabique o por el consumo de cigarros, alcohol o pastillas para dormir.
Si usted tiene este problema, acuda al médico para que le haga una polisomnografía, prueba que registra el movimiento de los ojos, la actividad eléctrica del cerebro, al igual que el ritmo cardíaco y respiratorio durante el sueño.