Colegios árabes y cristianos exigen igualdad y se unen contra Israel
Colegios árabes y cristianos exigen igualdad y se unen contra Israel

Más de 250.000 alumnos árabes se declararán mañana lunes en huelga en solidaridad con la minoría cristiana de Israel, cuyas escuelas no han iniciado el año lectivo por falta de presupuesto.
Así lo anunció hoy el padre Abdel Masih, director de la Secretaría General de Escuelas Cristianas, durante una multitudinaria protesta frente a la Oficina del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, al que exigieron equiparar la financiación de sus centros a las del resto del país.
"No queremos más que igualdad", dijo Giacinto Boulos Marcuzzo, obispo auxiliar y vicario patriarcal para Israel, uno de los líderes religiosos que acudió a la convocatoria, en la que también estuvieron presentes los principales dirigentes políticos de la minoría árabe israelí (más del 20 por ciento de la población israelí).
En Israel operan 47 escuelas de la Iglesia en poblaciones árabes y ciudades de población mixta, a la que acuden más de 33.000 niños árabes, tanto cristianos como musulmanes, repartidos desde preescolar hasta educación secundaria, con más de 3.000 docentes.
Aiman Odeh, líder de la Lista Árabe Unida, que representa al colectivo árabe con 14 escaños en el Parlamento, aseguró que su presencia y la de otros diputados no es mera "solidaridad".
"No estoy aquí en solidaridad con las escuelas cristianas, estoy aquí porque son parte de nosotros", afirmó entre los aplausos de una multitud que portaba carteles en diferentes idiomas que rezaban: "No queremos quedarnos en casa", "Somos israelíes" o "Igualdad para todos".
Los manifestantes exigieron la intervención de Netanyahu y del titular de Educación, Naftalí Bennet, para que se destinen a sus escuelas las mismas partidas que reciben otros centros privados, entre ellos los judíos y musulmanes.
Se quejaron de que los centros educativos regentados por la Iglesia reciben un 30 por ciento menos que otros centros del país como consecuencia de los recortes progresivos acometidos por el Ministerio de Educación.
El Ministerio, sin embargo, sostiene que sigue financiando el 75 por ciento, según prescribe la ley.
El pasado 1 de septiembre los alumnos y profesorado de las escuelas cristianas iniciaron una huelga que aún sigue vigente.
"No hemos venido a pedir favores sino a exigir derechos", destacó Abdel Masih al agradecer el apoyo de toda la minoría árabe.
Los árabes de Israel, en su mayoría de origen palestino, son alrededor de 1,5 millones de habitantes, de los que unos 150.000 son cristianos.
Hasta ahora el Ministerio de Educación israelí participaba en la financiación de sus centros con un 75 por ciento del presupuesto, dado que se trata de escuelas "reconocidas no oficiales" y no de escuelas públicas.
Bennet, que en los últimos meses mantiene negociaciones con dirigentes de la Iglesia y el comité de padres, ha ofrecido plena financiación si se convierten en centros públicos.
"No creo que esa sea la solución. Estos centros son especiales, con características muy peculiares que queremos preservar. Son los mejores del país", explicó a Efe Rabia Batris, de la ciudad de Nazaret, cuyos tres hijos están en casa desde el comienzo del curso.
Agregó que, pese al sacrificio que supone, está dispuesto a dejarlos todo el tiempo que sea necesario porque "no hay una lucha más justa que esta, luchamos por la educación de nuestros hijos".
Al menos 2.000 manifestantes, según la policía, y más de 3.500, según los organizadores, participaron en la concentración que coincidió con la reunión del Consejo de Ministros, precedida por abucheos a los coches que entraban o salían del recinto acordonado.
El asunto fue abordado hace sólo unos días en una entrevista en Roma entre el papa Francisco y el presidente israelí, Reuvén Rivlin, y ha llevado a la tradicionalmente discreta comunidad cristiana de Israel a salir a la calle por segunda vez este año.
Wadie Abu Naser, portavoz del Patriarcado Latino de Jerusalén y de otras instituciones cristianas, recordó que la primera vez fue tras el ataque a la iglesia de los Panes y los Peces en Tabgha en julio pasado, y ahora para protestar que las autoridades los ignoren.
"Nosotros no estamos acostumbrados a esto. Hemos pasado por oficinas y despachos, hablado con unos y otros, y llegado a la conclusión de que realmente no tenemos con quién hablar en este país", se lamentó rodeado de banderas blanquiamarillas del Vaticano.
"Hemos salido a la calle porque nuestro país no quiere pagar por nuestra educación", aseguró a Efe Lea Jarjura, 18 años, estudiante de la escuela San Joseph de Nazaret, quien afirma que, si es necesario, continuará con sus compañeros en casa "años enteros".

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