​Israel mata a decenas de palestinos que protestan por sus tierras usurpadas
​Israel mata a decenas de palestinos que protestan por sus tierras usurpadas

"No nos importa que maten a la mitad de la gente". Arriesgando la vida, miles de palestinos volvieron a congregarse en la frontera con Israel este lunes, día de la inauguración de la embajada estadounidense en Jerusalén.

Hacia el mediodía, al menos 37 palestinos habían muerto y cientos habían resultado heridos por disparos del ejército israelí en la Franja de Gaza, según el ministerio de Salud gazatí.

Esos fallecimientos llevan 91 el número de palestinos muertos desde el 30 de marzo, cuando comenzó la "marcha del retorno", un movimiento de protesta de los gazatíes, que se congregan junto a la frontera israelí para reivindicar el derecho de los palestinos a volver a las tierras de las que fueron expulsados o de las que huyeron cuando se creó Israel en 1948.

Pero este lunes los manifestantes querían, sobre todo, mostrar su enfado por el traslado de la embajada estadounidense en Israel de Tel Aviv a Jerusalén.

Entre los presentes, Muataz al Najjar, de 18 años, resultó herido cuatro veces en las manifestaciones desde el 30 de marzo.

"Volveremos a casa y el traslado de la embajada (estadounidense) (...) no tendrá lugar", afirma a la AFP.

- "Seguiremos" -

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Los miles de manifestantes se reunieron en distintos puntos, y pequeños grupos intentaron acercarse a la frontera estrechamente vigilada por el ejército israelí.

Estos pequeños grupos trataron de atacar la barrera fronteriza y lanzaron piedras hacia los soldados, que replicaron con disparos.

El domingo y este lunes, el ejército israelí había advertido, con octavillas lanzadas desde el aire, que los manifestantes ponían en peligro sus vidas y que no permitiría que se acercaran a la valla fronteriza, ni que atacaran a los soldados.

"Defenderemos a nuestros ciudadanos por cualquier medio, no permitiremos que se fuerce la frontera", había avisado el ministro de Defensa israelí, Avigdor Lieberman.

Pero aún así, Bilal Fasayfes, de 31 años, se llevó a su mujer y sus dos hijos en uno de los autocares fletados en Jan Yunes, en el sur de Gaza, para conducir a los habitantes hasta la frontera.

"No nos importa que maten a la mitad de la gente, seguiremos yendo hasta allí para que la otra mitad viva con dignidad", clama Fasayfes.

En el hospital Shifa de Gaza, los médicos, que afrontan la escasez de medicamentos agravada por semanas de protestas, se ven obligados a acelerar el alta de los enfermos para liberar camas.

En Jan Yunes, hombres enmascarados, de los cuales algunos llevaban palos, circularon entre las tiendas para obligar a sus propietarios a cerrarlas y respetar un llamamiento a la huelga general en toda Gaza.

En las mezquitas se instalaron potentes altavoces para difundir mensajes que animaban a manifestarse.

- "Nuestra capital" -

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El ejército israelí espera a que decenas de miles de palestinos protesten contra la inauguración, en la tarde, de la embajada estadounidense en Jerusalén, en la Franja de Gaza y también en Cisjordania ocupada.

En Ramala, 2.000 palestinos se juntaron al grito de "Jerusalén es nuestra capital", comprobó un periodista de la AFP. La Autoridad Palestina pidió a los empleados que abandonaran su trabajo a última hora de la mañana para participar en las manifestaciones.

La ceremonia de traslado de la embajada estadounidense, vinculada al reconocimiento por parte de Donald Trump de Jerusalén como capital de Israel, indigna a los palestinos.

Éstos consideran la decisión estadounidense como la negación de sus reivindicaciones sobre Jerusalén Este, que quieren convertir en la capital del Estado al que aspiran.

Desde el 30 de marzo, los palestinos de Gaza protestan también contra el bloqueo impuesto desde hace más de 10 años por Israel en el enclave, superpoblado y dirigido por el movimiento Hamas, con el que Israel libró tres guerras desde 2008.

En la frontera, Faris Abu Hajaras, un obrero de la construcción de 50 años, asegura que no tiene trabajo por culpa del bloqueo.

Seguirá manifestándose de forma pacífica. "Es Dios quien decide o no si morimos. Usted y yo, podemos caminar juntos y usted recibe una bala en la cabeza, y a mí no me pasa nada", dice.

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